martes, 29 de mayo de 2007

Se cumplen 38 años de El Cordobazo

Por Axel Frydman

El jueves 29 de mayo de 1969 los obreros cordobeses, apoyados por todo el pueblo, protagonizaron una protesta que no sólo torció el designio de una dictadura que había llegado para quedarse mucho tiempo, la de Juan Carlos Onganía, sino que encarnó en su seno una lucha contra años de atropello y represión. Desde las huelgas estudiantiles del '66 hasta los asesinatos de Juan Jose Cabral en Corrientes y de Adolfo Bello en Rosario, la lucha obrero-estudiantil encontraría en las calles de Córdoba el escenario de su concreción máxima y con ella la experimentación de nuevas formas de resistencia contra la burocracia sindical y las viejas estructuras representativas.

El Cordobazo fue una movilización insurreccional que estuvo precedida por una serie de movilizaciones en distintos puntos del país y que fueron expresiones de la resistencia creciente que opusieron importantes sectores de trabajadores y estudiantes a la política global de la dictadura. Hacia fines de 1968, la concesión del comedor estudiantil de Corrientes fue adjudicada al hacendado G. Solaris Ballesteros, quien inmediatamente después de la privatización aumentó el valor del ticket de $27 a $172 lo que provocó la reacción de la comunidad universitaria, fundamentalmente de los estudiantes, que representaban una población de alrededor de 5.000 jóvenes. En marzo de 1969, los estudiantes resuelven no comprar el ticket del comedor reclamando también el fin de la privatización. Es entonces que la CGT regional habilita una “olla popular” adonde irán a comer los estudiantes. Estos crean una Junta Coordinadora de Lucha de las que formaban parte las distintas corrientes políticas estudiantiles que organizarán las posteriores manifestaciones de protesta.

El 15 de mayo una manifestación de 4.000 personas que recorría la ciudad chocó con la policía. En el enfrentamiento muere baleado el estudiante de medicina Juan José Cabral. Esa noche, la CGT correntina llama a un paro general para el día siguiente en homenaje a Cabral. El 17 de mayo en la ciudad de Rosario se efectúan actos y una gran marcha. Es baleado en la cabeza Adolfo R. Bello, estudiante de 22 años. Internado en el Hospital Central, Bello muere seis horas después. Cuatro días después, se organiza una “marcha de silencio”. La manifestación arranca con unos 1.500 estudiantes. El operativo policial era tal, que los propios organizadores no estaban seguros de poder llegar al centro. Pero se fueron sumando obreros y estudiantes de las escuelas secundarias lo cual significó que la marcha cobrara fuerza y llegara al centro, donde chocó con la policía que, en medio de fogatas, autos volcados y barricadas se ve desbordada. Manifestantes ocupan la radio LT8 y cuando el grupo abandona la radio se enfrenta con la policía, que asesina al obrero y estudiante Luis Norberto Blanco de 15 años.

El 22, con la policía impotente para detener el estallido, el gobierno nacional declara a Rosario zona de emergencia bajo el Tercer Cuerpo de Ejército. El 23 se decreta un paro general para acompañar los restos de Blanco. La Plata y Tucumán también son sacudidas por explosivas manifestaciones durante todo el mes. La provincia mediterránea que contaba con una gran concentración obrera industrial y una numerosa población estudiantil, también era escenario de importantes protestas. En setiembre de 1968, la CGT cordobesa y el Frente Estudiantil en Lucha organizó una semana de protesta en memoria de los Mártires Populares, al cumplirse el aniversario del asesinato del estudiante Santiago Pampillón y fue reprimida, así como otros actos que se realizaron contra el gobierno.

En mayo de 1969, los trabajadores del transporte y otros gremios declararon un paro de actividades para los días 15 y 16 en protesta por las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia de empresas, respectivamente. Unos días antes habían sido reprimidos los obreros mecánicos que salían de una asamblea. En este marco de agitación política, los cordobeses reciben la noticia del asesinato de Cabral en Corrientes y de Bello en Rosario. Entonces, los estudiantes organizan una huelga el día 21, y el 23 de mayo ocupan el Barrio Clínicas en donde chocan con la policía y tres días después ambas CGT llaman a un paro nacional para el día 30. En Córdoba se decide parar desde el 29 en forma activa. La medida recibe el apoyo del movimiento estudiantil.

Pero, el 29 de mayo, a media mañana, cuando Onganía ingresaba al Colegio Militar en Campo de Mayo, para celebrar el día del ejército; en Córdoba, miles de obreros comienzan a abandonar sus tareas y se encolumnan en dirección hacia el centro de la ciudad. Las fábricas automotrices quedan vacías rápidamente y constituyen el grueso de la movilización obrera junto a otros gremios que se suman. Mientras algunos estudiantes se meten en las columnas de obreros y la mayoría comienza a marchar en forma organizada desde distintos puntos de la ciudad, las fuerzas policiales han desplegado un abanico de tropas, carros de asaltos y camiones hidrantes a la espera de la movilización. Comenzaron a registrarse choques en las esquinas entre policías y manifestantes. La columna de tres mil obreros de la planta de Santa Isabel de IKA-Renault hace su entrada en la ciudad por la ruta Nº 36, llega hasta la Avenida Vélez Sarfield y supera la barrera policial.

Poco después chocan con otro nutrido grupo policial, a la altura del Hogar Escuela Pablo Pizzurno, y los policías deben cubrir su retirada a balazos. En medio de barricadas y automóviles incendiados, los obreros y los estudiantes van ocupando el centro de la ciudad. Muchos vecinos apoyan a los manifestantes y pasado el mediodía muchos destacamentos policiales se retiran a sus cuarteles mientras los que quedan en las calles comienzan a disparar sus armas ante el torrente imparable de manifestantes que corre por las calles, se encuentra, se multiplica y se mezcla desbordando las fuerzas represivas. En la esquina de Blas y Bulevar San Juan, cae herido de muerte el obrero mecánico Máximo Mena de 27 años.

A las 17 horas con la policía totalmente desbandada, entran en escena la Cuarta Brigada de Infantería Aerotransportada y efectivos de otras compañías, la Aeronáutica y la Gendarmería, todos al mando del general Carcagno. Ante el avance de las tropas, grupos de obreros y estudiantes organizan un sistema de comunicaciones consistente en “correos” que se desplazan por los techos, avisando sobre la ubicación de las tropas, a los que están en la manzana siguiente y enfrentan a los soldados arrojando bombas “molotov” desde los techos. Las tropas consiguen despejar el centro y los manifestantes se repliegan al barrio Clínicas para resistir. Por la noche, la agitación se traslada a los barrios, como Alberdi, Alto Alberdi, Talleres, Juniors y Villa Páez. El 30, las tropas de Carcagno tienen el control de la ciudad y comienzan a actuar los consejos de guerra que juzgan a los detenidos. Las principales condenas caen sobre el dirigente de Luz y Fuerza, Agustín Tosco y Elpidio Torres, del SMATA: 8 y 4 años, respectivamente. Pero la condena mayor fue para el régimen militar que quedó mortalmente golpeado por el movimiento de masas, que iniciaba una etapa de luchas políticas y sociales que sacudieron la estantería capitalista en la Argentina.

El Cordobazo fue parte de un proceso que abarcó a franjas del movimiento de masas a nivel mundial. El mayo francés del '68, la Primavera de Praga en el mismo año, el ascenso del movimiento negro en Estados Unidos a mediados de los '60 y otros procesos en distintas partes del mundo conmovieron y cuestionaron en las calles las bases de dominación capitalista.

martes, 22 de mayo de 2007

A pesar de las amenazas, nueva jornada de lucha en el subte

Por Axel Frydman

Pese a la presión patronal y a las distintas amenazas que sufrió parte del cuerpo de delegados, los trabajadores de Subterráneos de Buenos Aires cumplieron hoy con una nueva jornada de lucha en la que los beneficiarios resultaron los usuarios, quienes viajaron sin pagar boletos. Los trabajadores permitieron durante casi toda la jornada el paso de pasajeros en las principales estaciones sin que abonaran el pasaje como parte de la lucha que mantienen por distintas reivindicaciones laborales con la patronal de Metrovías.

En tanto, la compañía informó que no estaba "liberado" el acceso y que en algunos casos los trabajadores permitían el paso de pasajeros por las puertas de emergencia o "saltando" los molinetes. Pasadas las 8:30, el delegado de los subtes Néstor Segovia denunció que los trabajadores en conflicto habían recibido "amenazas telefónicas" y que no tenían la "seguridad garantizada". En tanto, alrededor de las 8:00 se registró un incidente en la línea C, a la altura de la estación San Juan, cuando se accionó el freno de emergencia de una formación. El servicio estuvo paralizado por "entre dos y tres minutos" como consecuencia de ese problema, informó la empresa Metrovías.

Al respecto, el delegado Segovia denunció que hubo "una mano negra" y habló de la presencia de "posibles infiltrados". "Garantizamos que salgan los trenes y si hay algún inconveniente o infiltrado no es responsabilidad nuestra", enfatizó Segovia. Según anunciaron los delegados, la medida que implicaba permitir que los pasajeros accedieran al servicio sin pagar se desarrollaba esta mañana en la línea A en Acoyte, Primera Junta y Plaza Miserere; en la línea B en Los Incas, Lacroze, Dorrego y Pueyrredón; en la línea C en Constitución y Retiro; en la línea D en Congreso de Tucumán, Carranza, Palermo y Pueyrredón; en la línea E Virreyes, Entre Ríos, Avenida La Plata , y en el Premetro.

En ese contexto, hubo problemas para los usuarios ya que la línea D comenzó a desarrollar esta mañana un servicio reducido entre las estaciones Catedral y José Hernández por un "problema técnico en el sistema de señales". O sea falta de inversiones de la patronal. La vocera de la empresa, Lucila Maldonado, aseguró que el problema respondía a cuestiones "técnicas" y lo desligó del conflicto sindical.

En tanto, Segovia denunció además que el Gobierno nacional y Metrovías brindan información errónea sobre los montos de los salarios que cobran los trabajadores y los niveles de aumentos que había acordado el gremio UTA, enfrentado con los representantes de los subtes. "No estamos ganando esa plata", señaló Segovia, quién consideró además que "la gente viaja todo el año como ganado porque a la empresa no le importa la gente".

La esposa de Carlos Fuentealba llega a Buenos Aires para reclamar justicia

Por Axel Frydman

Sandra Rodríguez, la compañera del profesor Carlos Fuentealba, asesinado por la Policía de Neuquén el 4 de abril mientras participaba de una protesta docente por aumentos
salariales
, llegará mañana a Buenos Aires y brindará una conferencia de prensa en la sede de CTERA junto a la dirección del sindicato de docentes neuquinos (ATEN).

El secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén, Marcelo Guagliardo, señaló que, "la conferencia de prensa forma parte de la campaña nacional e internacional ¡Carlos presente, justicia ya!, por el juicio y castigo a los responsables materiales, políticos e ideológicos del fusilamiento público del compañero profesor Carlos Fuentealba". Oscar Ceballos, encargado de prensa de la comisión "¡Carlos presente, justicia ya!" confirmó que la delegación que parte esta tarde de Neuquén está integrada, además de Marcelo Guagliardo, por Gustavo Aguirre, secretario general de la seccional capital de ATEN; Alcides Cristiansen, ex secretario general de la UOCRA de Neuquén y vecino de Fuentealba; Miguel Cáceres, profesor de música en el mismo colegio donde trabajaba el docente asesinado y Silvia Ciuffo, amiga de Sandra Rodríguez.

La conferencia de prensa se realizará en la sede de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), Chile 654 Ciudad de Buenos Aires, el miércoles 23 de Mayo a las 12.30 horas

sábado, 19 de mayo de 2007

Seamos realistas, pidamos lo imposible
Por Diego S. Bein

George Orwell dijo alguna vez: “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el homicidio respetable”. Y al decirlo, seguramente pensaba en Inglaterra, pero al mismo tiempo describía con curiosa precisión la historia de las promesas políticas argentinas. Esas promesas que década tras década suenan más extravagantes, pero que al momento de ser pronunciadas se escuchaban como ciertas.

Porque los políticos argentinos parecieron vivir siempre bajo el lema del Mayo Francés: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, o, al menos, bajo algo parecido: “Seamos realistas, hay que ganar votos, prometamos lo imposible”.

La historia criolla en cuanto a prometer faraónicas obras es
realmente vasta y tal vez venga bien recordarla a días de las elecciones, cuando todo aparenta brillar como oro y ostentar color de rosas.
Perón, allá por 1951, sintiéndose libre de culpas, arrojó la primera piedra al camino y anunció la construcción del monumento más grande del mundo: “El Descamisado de la Patria”. Sería, decían por aquél entonces, una estatua gigante de 137 metros de alto, con una base más grande que el Luna Park, refugio de un sarcófago de 400 kilos de plata para albergar el cuerpo de Eva Perón. Sin embargo, la Revolución Libertadora de 1955 terminó definitivamente con el descamisado.

Varios años después, en 1986, el por entonces presidente Raúl Alfonsín anunciaba otro mega proyecto: el traslado de la Capital Federal al eje interurbano compuesto por Viedma, Carmen de Patagones y Guardia Mitre. La aprobación de la idea por parte del Congreso no fue impulso suficiente para contrarrestar la caída del Plan Austral, y con este, las intenciones del primer mandatario de llevar el centro político del país a la Patagonia.

Algún tiempo después, Alfonsín le dejó su lugar a Menem, y “el Carlo” tomó la posta de las historias de cartón. La aeroísla, la limpieza del Riachuelo en mil días, la Ciudad Judicial, el traslado del Ministerio de Obras Públicas y el puente Colonia-Buenos Aires fueron sólo algunas de las ideas del prolífico mandato menemista.

Sin dudas, y pese a la magnificencia de la mayoría de los proyectos mencionados, la iniciativa más exagerada la dio el mismísimo turco en 1996 frente a un grupo de estupefactos alumnos de Tartagal –tan estupefactos como el resto de sus compatriotas-: “Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, esas naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratósfera y, desde ahí, elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y, por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida".

Hoy, crisis del 2001 y que se vayan todos de por medio, Buenos Aires está invadida otra vez por el colorido de las elecciones. Y entre tanto candidato repetido se escuchan titulares que suenan a remake de historias pasadas: “Daniel Filmus y Carlos Heller recorrieron ayer el barrio de Parque Patricios y prometieron construir 80 mil casas en 4 años”. “Macri promete que saneará el Riachuelo y afirma que se puede hacer en cuatro años”. “Telerman asegura que erradicará los asentamientos de emergencia”.

Y sin la intención de pecar de incrédulo uno se pregunta:
¿estarán siendo realistas o estarán, otra vez, prometiendo lo imposible?

martes, 8 de mayo de 2007

A dos décadas de la Masacre de Budge

Por Axel Frydman

El 8 de mayo de 1987 fueron fusilados Oscar Humberto Aredes, Roberto Antonio Argañaraz y Agustín Antonio Olivera en la localidad de Ingeniero Budge por el suboficial mayor Juan Ramón Balmaceda, el cabo primero Jorge Alberto Miño y el cabo Isidro Rito Romero.

Ese día, Argañaraz, de 24 años, y Olivera, de 20, estaban tomando una cerveza en la intersección de Guaminí y Figueredo. Alrededor de las 18.30 se les sumó Aredes, que era compañero de trabajo de Argañaraz pero que ese día había decidido tomarse un franco. Pocos minutos después, apareció una camioneta con cuatro policías a bordo. Tres de ellos -Balmaceda, Miño y Romero- comenzaron a dispararles.

Agustín Olivera recibió doce balazos y Oscar Aredes, siete. Mientras que Roberto Argañaraz, según testigos, herido en la pierna fue subido a la camioneta y llevado al hospital, adonde apareció como un impacto en la cabeza. Según se indicó a los tres jóvenes les fueron “plantadas” armas para simular un enfrentamiento, pero se comprobó que no servían.

A la masacre le siguieron dos juicios: el primero tuvo sentencia el 24 de mayo de 1990, cuando se condenó a Balmaceda y a Miño a cinco años de prisión por homicidio en riña y a Romero a doce por homicidio simple. Pero el juicio fue anulado por la Suprema Corte de Justicia bonaerense por errores procesales.

En un nuevo juicio, el 24 de junio de 1994 los policías fueron condenados a once años de cárcel por homicidio simple, pero los acusados -quienes estaban en libertad- se fugaron tras el fallo.
Tras años de espera, el 2 noviembre de 2006, cayó preso el último de los responsables materiales de la Masacre de Budge, el suboficial mayor Balmaceda. La lucha de familiares y organizaciones de Derechos Humanos demostró que este logro fue el fruto de la lucha popular.

La masacre de Ingeniero Budge no fue el primer caso de gatillo fácil, sino el primero en el que todo un barrio se organizó para pelear contra esta política represiva. De allí surgió la expresión "gatillo fácil" cuando León "Toto" Zimerman, quien fue uno de los abogados de las familias de las víctimas, tomó una expresión del periodista Rodolfo Walsh que hacía referencia al "gatillo alegre" y lo reformuló como "gatillo fácil". Una frase que, con los años, se popularizó para identificar un asesinato cometido por personal de las fuerzas de seguridad en la Argentina.

Este viernes 11 de mayo a las 17.00 horas habrá una marcha desde Camino Negro y Recondo hasta la Comisaría de Puente de la Noria y el lugar de la Masacre (Figueredo y Guaminí). Se realizará también un homenaje al abogado del caso Budge e incansable luchador, León “Toto” Zimerman.

El domingo 13 a las 12.00 horas: FESTIVAL CONTRA LA REPRESION, en Rotonda de Puente de La Noria. Tocarán LAS MANOS DE FILIPPI, ETIQUETA, BOYCOTT e INSURRECTOS.

jueves, 3 de mayo de 2007

Wal Mart y la cultura de la represión

Por Axel Frydman

Militares supuestamente retirados, despidos discriminatorios y persecución sindical son la cara oculta del monstruo de los precios bajos. El cuerpo de delegados de la empresa denuncia a quienes están a la cabeza del directorio. La empresa Wal Mart es conocida en el mundo por su persecución a todo trabajador que tenga actividad sindical, se encuentre afiliado al sindicato o, simplemente, manifieste cualquier tipo de compromiso: desde participar en algún reclamo, aceptar un folleto proveniente de manos sindicales hasta la sola lectura de una línea que figure en la cartelera sindical de la sucursal.

Colaboradores, simpatizantes, indiferentes y hasta tímidos son transformados en sospechosos por esta empresa que recuerda las más lamentables prácticas totalitarias de nuestra historia. Por este motivo “mantener la empresa libre de sindicatos” se transforma en una actividad de tiempo completo para sus directivos. Para lograrlo recurren a numerosos métodos que abarcan: sanciones salariales, el aislamiento, la imposibilidad de ascenso laboral, la estigmatización a través de la “cultura del rumor”, la amenaza y hasta el despido de trabajadores como ocurre actualmente en la sucursal de Avellaneda. Asimismo, “presiones” a sindicatos con el objeto de acordar ausencia de delegados en los lugares de trabajo; éste es el caso del Sindicato de Empleados de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires en Wal Mart, sucursal Constituyentes.

Ese pasado de terrorismo y dictadura se infiltra en esas geografías laborales a través de las trayectorias de muchos de los directivos de Casa Central y de los mercados: militares retirados que reproducen la cultura totalitaria y antidemocrática en la cual se formaron. “La orden que menos me gusta, es la que mejor cumplo”, es la frase repetida, un eco aún sonoro de ese pasado que muchos trabajadores jóvenes reiteran imitando las “consignas clásicas” de sus jefes.

Alfredo Oscar Saint Jean (h), nada menos que el Director General de la Seguridad de Wal Mart Argentina, es un militar retirado que egresó del Colegio Militar de la Nación en 1975 como subteniente. En el año 1976 se desempeñó en Tucumán bajo las órdenes de Antonio Domingo Bussi, posteriormente en Bahía Blanca. Desde principios de 1979 fue destinado a Tandil y Azul, localidades ambas donde funcionaron centros clandestinos de detención, que formaban parte de la subzona 12, que tenía como jefe a su padre, el General Alfredo Oscar Saint Jean, procesado por la comisión de 33 delitos durante la dictadura militar; quien luego de su paso genocida por aquella subzona, se desempeñó como Ministro del Interior de Leopoldo Fortunato Galtieri y finalmente como presidente de facto de nuestro país por un breve lapso. Azul y Tandil forman parte de la provincia de Buenos Aires, que gobernó con métodos criminales su tío, Ibérico Saint Jean, de quien recordamos su incitación y su apología del genocidio.

Partiendo del concepto de que no disponer del libre acceso a la sindicalización es otra forma de exclusión social, desde aquí hacemos un llamado a las autoridades correspondientes a intervenir para terminar con estas prácticas, y a la comunidad toda a acompañar con su repudio los hechos antes mencionados.