Por Axel Frydman
Pese a la presión patronal y a las distintas amenazas que sufrió parte del cuerpo de delegados, los trabajadores de Subterráneos de Buenos Aires cumplieron hoy con una nueva jornada de lucha en la que los beneficiarios resultaron los usuarios, quienes viajaron sin pagar boletos. Los trabajadores permitieron durante casi toda la jornada el paso de pasajeros en las principales estaciones sin que abonaran el pasaje como parte de la lucha que mantienen por distintas reivindicaciones laborales con la patronal de Metrovías.
En tanto, la compañía informó que no estaba "liberado" el acceso y que en algunos casos los trabajadores permitían el paso de pasajeros por las puertas de emergencia o "saltando" los molinetes. Pasadas las 8:30, el delegado de los subtes Néstor Segovia denunció que los trabajadores en conflicto habían recibido "amenazas telefónicas" y que no tenían la "seguridad garantizada". En tanto, alrededor de las 8:00 se registró un incidente en la línea C, a la altura de la estación San Juan, cuando se accionó el freno de emergencia de una formación. El servicio estuvo paralizado por "entre dos y tres minutos" como consecuencia de ese problema, informó la empresa Metrovías.
Al respecto, el delegado Segovia denunció que hubo "una mano negra" y habló de la presencia de "posibles infiltrados". "Garantizamos que salgan los trenes y si hay algún inconveniente o infiltrado no es responsabilidad nuestra", enfatizó Segovia. Según anunciaron los delegados, la medida que implicaba permitir que los pasajeros accedieran al servicio sin pagar se desarrollaba esta mañana en la línea A en Acoyte, Primera Junta y Plaza Miserere; en la línea B en Los Incas, Lacroze, Dorrego y Pueyrredón; en la línea C en Constitución y Retiro; en la línea D en Congreso de Tucumán, Carranza, Palermo y Pueyrredón; en la línea E Virreyes, Entre Ríos, Avenida La Plata , y en el Premetro.
En ese contexto, hubo problemas para los usuarios ya que la línea D comenzó a desarrollar esta mañana un servicio reducido entre las estaciones Catedral y José Hernández por un "problema técnico en el sistema de señales". O sea falta de inversiones de la patronal. La vocera de la empresa, Lucila Maldonado, aseguró que el problema respondía a cuestiones "técnicas" y lo desligó del conflicto sindical.
En tanto, Segovia denunció además que el Gobierno nacional y Metrovías brindan información errónea sobre los montos de los salarios que cobran los trabajadores y los niveles de aumentos que había acordado el gremio UTA, enfrentado con los representantes de los subtes. "No estamos ganando esa plata", señaló Segovia, quién consideró además que "la gente viaja todo el año como ganado porque a la empresa no le importa la gente".
martes, 22 de mayo de 2007
La esposa de Carlos Fuentealba llega a Buenos Aires para reclamar justicia

Sandra Rodríguez, la compañera del profesor Carlos Fuentealba, asesinado por la Policía de Neuquén el 4 de abril mientras participaba de una protesta docente por aumentos
salariales, llegará mañana a Buenos Aires y brindará una conferencia de prensa en la sede de CTERA junto a la dirección del sindicato de docentes neuquinos (ATEN).
El secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén, Marcelo Guagliardo, señaló que, "la conferencia de prensa forma parte de la campaña nacional e internacional ¡Carlos presente, justicia ya!, por el juicio y castigo a los responsables materiales, políticos e ideológicos del fusilamiento público del compañero profesor Carlos Fuentealba". Oscar Ceballos, encargado de prensa de la comisión "¡Carlos presente, justicia ya!" confirmó que la delegación que parte esta tarde de Neuquén está integrada, además de Marcelo Guagliardo, por Gustavo Aguirre, secretario general de la seccional capital de ATEN; Alcides Cristiansen, ex secretario general de la UOCRA de Neuquén y vecino de Fuentealba; Miguel Cáceres, profesor de música en el mismo colegio donde trabajaba el docente asesinado y Silvia Ciuffo, amiga de Sandra Rodríguez.
La conferencia de prensa se realizará en la sede de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), Chile 654 Ciudad de Buenos Aires, el miércoles 23 de Mayo a las 12.30 horas
Etiquetas:
Justicia por Carlos Fuentealba,
política nacional
sábado, 19 de mayo de 2007
Seamos realistas, pidamos lo imposible
Por Diego S. Bein
George Orwell dijo alguna vez: “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el homicidio respetable”. Y al decirlo, seguramente pensaba en Inglaterra, pero al mismo tiempo describía con curiosa precisión la historia de las promesas políticas argentinas. Esas promesas que década tras década suenan más extravagantes, pero que al momento de ser pronunciadas se escuchaban como ciertas.
Porque los políticos argentinos parecieron vivir siempre bajo el lema del Mayo Francés: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, o, al menos, bajo algo parecido: “Seamos realistas, hay que ganar votos, prometamos lo imposible”.
La historia criolla en cuanto a prometer faraónicas obras es realmente vasta y tal vez venga bien recordarla a días de las elecciones, cuando todo aparenta brillar como oro y ostentar color de rosas.
Perón, allá por 1951, sintiéndose libre de culpas, arrojó la primera piedra al camino y anunció la construcción del monumento más grande del mundo: “El Descamisado de la Patria”. Sería, decían por aquél entonces, una estatua gigante de 137 metros de alto, con una base más grande que el Luna Park, refugio de un sarcófago de 400 kilos de plata para albergar el cuerpo de Eva Perón. Sin embargo, la Revolución Libertadora de 1955 terminó definitivamente con el descamisado.
Varios años después, en 1986, el por entonces presidente Raúl Alfonsín anunciaba otro mega proyecto: el traslado de la Capital Federal al eje interurbano compuesto por Viedma, Carmen de Patagones y Guardia Mitre. La aprobación de la idea por parte del Congreso no fue impulso suficiente para contrarrestar la caída del Plan Austral, y con este, las intenciones del primer mandatario de llevar el centro político del país a la Patagonia.
Algún tiempo después, Alfonsín le dejó su lugar a Menem, y “el Carlo” tomó la posta de las historias de cartón. La aeroísla, la limpieza del Riachuelo en mil días, la Ciudad Judicial, el traslado del Ministerio de Obras Públicas y el puente Colonia-Buenos Aires fueron sólo algunas de las ideas del prolífico mandato menemista.
Sin dudas, y pese a la magnificencia de la mayoría de los proyectos mencionados, la iniciativa más exagerada la dio el mismísimo turco en 1996 frente a un grupo de estupefactos alumnos de Tartagal –tan estupefactos como el resto de sus compatriotas-: “Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, esas naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratósfera y, desde ahí, elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y, por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida".
Hoy, crisis del 2001 y que se vayan todos de por medio, Buenos Aires está invadida otra vez por el colorido de las elecciones. Y entre tanto candidato repetido se escuchan titulares que suenan a remake de historias pasadas: “Daniel Filmus y Carlos Heller recorrieron ayer el barrio de Parque Patricios y prometieron construir 80 mil casas en 4 años”. “Macri promete que saneará el Riachuelo y afirma que se puede hacer en cuatro años”. “Telerman asegura que erradicará los asentamientos de emergencia”.
Y sin la intención de pecar de incrédulo uno se pregunta: ¿estarán siendo realistas o estarán, otra vez, prometiendo lo imposible?
Por Diego S. Bein
George Orwell dijo alguna vez: “El lenguaje político está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el homicidio respetable”. Y al decirlo, seguramente pensaba en Inglaterra, pero al mismo tiempo describía con curiosa precisión la historia de las promesas políticas argentinas. Esas promesas que década tras década suenan más extravagantes, pero que al momento de ser pronunciadas se escuchaban como ciertas.
Porque los políticos argentinos parecieron vivir siempre bajo el lema del Mayo Francés: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, o, al menos, bajo algo parecido: “Seamos realistas, hay que ganar votos, prometamos lo imposible”.
La historia criolla en cuanto a prometer faraónicas obras es realmente vasta y tal vez venga bien recordarla a días de las elecciones, cuando todo aparenta brillar como oro y ostentar color de rosas.

Varios años después, en 1986, el por entonces presidente Raúl Alfonsín anunciaba otro mega proyecto: el traslado de la Capital Federal al eje interurbano compuesto por Viedma, Carmen de Patagones y Guardia Mitre. La aprobación de la idea por parte del Congreso no fue impulso suficiente para contrarrestar la caída del Plan Austral, y con este, las intenciones del primer mandatario de llevar el centro político del país a la Patagonia.
Algún tiempo después, Alfonsín le dejó su lugar a Menem, y “el Carlo” tomó la posta de las historias de cartón. La aeroísla, la limpieza del Riachuelo en mil días, la Ciudad Judicial, el traslado del Ministerio de Obras Públicas y el puente Colonia-Buenos Aires fueron sólo algunas de las ideas del prolífico mandato menemista.
Sin dudas, y pese a la magnificencia de la mayoría de los proyectos mencionados, la iniciativa más exagerada la dio el mismísimo turco en 1996 frente a un grupo de estupefactos alumnos de Tartagal –tan estupefactos como el resto de sus compatriotas-: “Dentro de poco tiempo se va a licitar un sistema de vuelos espaciales mediante el cual desde una plataforma, que quizá se instale en Córdoba, esas naves van a salir de la atmósfera, se van a remontar a la estratósfera y, desde ahí, elegirán el lugar donde quieran ir, de tal forma que en una hora y media podremos estar en Japón, Corea o en cualquier parte del mundo y, por supuesto, más adelante en otro planeta si se detecta vida".
Hoy, crisis del 2001 y que se vayan todos de por medio, Buenos Aires está invadida otra vez por el colorido de las elecciones. Y entre tanto candidato repetido se escuchan titulares que suenan a remake de historias pasadas: “Daniel Filmus y Carlos Heller recorrieron ayer el barrio de Parque Patricios y prometieron construir 80 mil casas en 4 años”. “Macri promete que saneará el Riachuelo y afirma que se puede hacer en cuatro años”. “Telerman asegura que erradicará los asentamientos de emergencia”.
Y sin la intención de pecar de incrédulo uno se pregunta: ¿estarán siendo realistas o estarán, otra vez, prometiendo lo imposible?
Etiquetas:
Elecciones porteñas 2007
jueves, 10 de mayo de 2007
martes, 8 de mayo de 2007
A dos décadas de la Masacre de Budge
Por Axel Frydman
El 8 de mayo de 1987 fueron fusilados Oscar Humberto Aredes, Roberto Antonio Argañaraz y Agustín Antonio Olivera en la localidad de Ingeniero Budge por el suboficial mayor Juan Ramón Balmaceda, el cabo primero Jorge Alberto Miño y el cabo Isidro Rito Romero.
Ese día, Argañaraz, de 24 años, y Olivera, de 20, estaban tomando una cerveza en la intersección de Guaminí y Figueredo. Alrededor de las 18.30 se les sumó Aredes, que era compañero de trabajo de Argañaraz pero que ese día había decidido tomarse un franco. Pocos minutos después, apareció una camioneta con cuatro policías a bordo. Tres de ellos -Balmaceda, Miño y Romero- comenzaron a dispararles.
Agustín Olivera recibió doce balazos y Oscar Aredes, siete. Mientras que Roberto Argañaraz, según testigos, herido en la pierna fue subido a la camioneta y llevado al hospital, adonde apareció como un impacto en la cabeza. Según se indicó a los tres jóvenes les fueron “plantadas” armas para simular un enfrentamiento, pero se comprobó que no servían.
A la masacre le siguieron dos juicios: el primero tuvo sentencia el 24 de mayo de 1990, cuando se condenó a Balmaceda y a Miño a cinco años de prisión por homicidio en riña y a Romero a doce por homicidio simple. Pero el juicio fue anulado por la Suprema Corte de Justicia bonaerense por errores procesales.
En un nuevo juicio, el 24 de junio de 1994 los policías fueron condenados a once años de cárcel por homicidio simple, pero los acusados -quienes estaban en libertad- se fugaron tras el fallo.
Tras años de espera, el 2 noviembre de 2006, cayó preso el último de los responsables materiales de la Masacre de Budge, el suboficial mayor Balmaceda. La lucha de familiares y organizaciones de Derechos Humanos demostró que este logro fue el fruto de la lucha popular.
La masacre de Ingeniero Budge no fue el primer caso de gatillo fácil, sino el primero en el que todo un barrio se organizó para pelear contra esta política represiva. De allí surgió la expresión "gatillo fácil" cuando León "Toto" Zimerman, quien fue uno de los abogados de las familias de las víctimas, tomó una expresión del periodista Rodolfo Walsh que hacía referencia al "gatillo alegre" y lo reformuló como "gatillo fácil". Una frase que, con los años, se popularizó para identificar un asesinato cometido por personal de las fuerzas de seguridad en la Argentina.
Este viernes 11 de mayo a las 17.00 horas habrá una marcha desde Camino Negro y Recondo hasta la Comisaría de Puente de la Noria y el lugar de la Masacre (Figueredo y Guaminí). Se realizará también un homenaje al abogado del caso Budge e incansable luchador, León “Toto” Zimerman.
El domingo 13 a las 12.00 horas: FESTIVAL CONTRA LA REPRESION, en Rotonda de Puente de La Noria. Tocarán LAS MANOS DE FILIPPI, ETIQUETA, BOYCOTT e INSURRECTOS.
El 8 de mayo de 1987 fueron fusilados Oscar Humberto Aredes, Roberto Antonio Argañaraz y Agustín Antonio Olivera en la localidad de Ingeniero Budge por el suboficial mayor Juan Ramón Balmaceda, el cabo primero Jorge Alberto Miño y el cabo Isidro Rito Romero.
Ese día, Argañaraz, de 24 años, y Olivera, de 20, estaban tomando una cerveza en la intersección de Guaminí y Figueredo. Alrededor de las 18.30 se les sumó Aredes, que era compañero de trabajo de Argañaraz pero que ese día había decidido tomarse un franco. Pocos minutos después, apareció una camioneta con cuatro policías a bordo. Tres de ellos -Balmaceda, Miño y Romero- comenzaron a dispararles.
Agustín Olivera recibió doce balazos y Oscar Aredes, siete. Mientras que Roberto Argañaraz, según testigos, herido en la pierna fue subido a la camioneta y llevado al hospital, adonde apareció como un impacto en la cabeza. Según se indicó a los tres jóvenes les fueron “plantadas” armas para simular un enfrentamiento, pero se comprobó que no servían.
A la masacre le siguieron dos juicios: el primero tuvo sentencia el 24 de mayo de 1990, cuando se condenó a Balmaceda y a Miño a cinco años de prisión por homicidio en riña y a Romero a doce por homicidio simple. Pero el juicio fue anulado por la Suprema Corte de Justicia bonaerense por errores procesales.
En un nuevo juicio, el 24 de junio de 1994 los policías fueron condenados a once años de cárcel por homicidio simple, pero los acusados -quienes estaban en libertad- se fugaron tras el fallo.
Tras años de espera, el 2 noviembre de 2006, cayó preso el último de los responsables materiales de la Masacre de Budge, el suboficial mayor Balmaceda. La lucha de familiares y organizaciones de Derechos Humanos demostró que este logro fue el fruto de la lucha popular.
La masacre de Ingeniero Budge no fue el primer caso de gatillo fácil, sino el primero en el que todo un barrio se organizó para pelear contra esta política represiva. De allí surgió la expresión "gatillo fácil" cuando León "Toto" Zimerman, quien fue uno de los abogados de las familias de las víctimas, tomó una expresión del periodista Rodolfo Walsh que hacía referencia al "gatillo alegre" y lo reformuló como "gatillo fácil". Una frase que, con los años, se popularizó para identificar un asesinato cometido por personal de las fuerzas de seguridad en la Argentina.
Este viernes 11 de mayo a las 17.00 horas habrá una marcha desde Camino Negro y Recondo hasta la Comisaría de Puente de la Noria y el lugar de la Masacre (Figueredo y Guaminí). Se realizará también un homenaje al abogado del caso Budge e incansable luchador, León “Toto” Zimerman.
El domingo 13 a las 12.00 horas: FESTIVAL CONTRA LA REPRESION, en Rotonda de Puente de La Noria. Tocarán LAS MANOS DE FILIPPI, ETIQUETA, BOYCOTT e INSURRECTOS.
Etiquetas:
gatillo fácil,
Masacre de Budge
viernes, 4 de mayo de 2007
jueves, 3 de mayo de 2007
Wal Mart y la cultura de la represión

Militares supuestamente retirados, despidos discriminatorios y persecución sindical son la cara oculta del monstruo de los precios bajos. El cuerpo de delegados de la empresa denuncia a quienes están a la cabeza del directorio. La empresa Wal Mart es conocida en el mundo por su persecución a todo trabajador que tenga actividad sindical, se encuentre afiliado al sindicato o, simplemente, manifieste cualquier tipo de compromiso: desde participar en algún reclamo, aceptar un folleto proveniente de manos sindicales hasta la sola lectura de una línea que figure en la cartelera sindical de la sucursal.
Colaboradores, simpatizantes, indiferentes y hasta tímidos son transformados en sospechosos por esta empresa que recuerda las más lamentables prácticas totalitarias de nuestra historia. Por este motivo “mantener la empresa libre de sindicatos” se transforma en una actividad de tiempo completo para sus directivos. Para lograrlo recurren a numerosos métodos que abarcan: sanciones salariales, el aislamiento, la imposibilidad de ascenso laboral, la estigmatización a través de la “cultura del rumor”, la amenaza y hasta el despido de trabajadores como ocurre actualmente en la sucursal de Avellaneda. Asimismo, “presiones” a sindicatos con el objeto de acordar ausencia de delegados en los lugares de trabajo; éste es el caso del Sindicato de Empleados de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires en Wal Mart, sucursal Constituyentes.
Ese pasado de terrorismo y dictadura se infiltra en esas geografías laborales a través de las trayectorias de muchos de los directivos de Casa Central y de los mercados: militares retirados que reproducen la cultura totalitaria y antidemocrática en la cual se formaron. “La orden que menos me gusta, es la que mejor cumplo”, es la frase repetida, un eco aún sonoro de ese pasado que muchos trabajadores jóvenes reiteran imitando las “consignas clásicas” de sus jefes.
Alfredo Oscar Saint Jean (h), nada menos que el Director General de la Seguridad de Wal Mart Argentina, es un militar retirado que egresó del Colegio Militar de la Nación en 1975 como subteniente. En el año 1976 se desempeñó en Tucumán bajo las órdenes de Antonio Domingo Bussi, posteriormente en Bahía Blanca. Desde principios de 1979 fue destinado a Tandil y Azul, localidades ambas donde funcionaron centros clandestinos de detención, que formaban parte de la subzona 12, que tenía como jefe a su padre, el General Alfredo Oscar Saint Jean, procesado por la comisión de 33 delitos durante la dictadura militar; quien luego de su paso genocida por aquella subzona, se desempeñó como Ministro del Interior de Leopoldo Fortunato Galtieri y finalmente como presidente de facto de nuestro país por un breve lapso. Azul y Tandil forman parte de la provincia de Buenos Aires, que gobernó con métodos criminales su tío, Ibérico Saint Jean, de quien recordamos su incitación y su apología del genocidio.
Partiendo del concepto de que no disponer del libre acceso a la sindicalización es otra forma de exclusión social, desde aquí hacemos un llamado a las autoridades correspondientes a intervenir para terminar con estas prácticas, y a la comunidad toda a acompañar con su repudio los hechos antes mencionados.
Colaboradores, simpatizantes, indiferentes y hasta tímidos son transformados en sospechosos por esta empresa que recuerda las más lamentables prácticas totalitarias de nuestra historia. Por este motivo “mantener la empresa libre de sindicatos” se transforma en una actividad de tiempo completo para sus directivos. Para lograrlo recurren a numerosos métodos que abarcan: sanciones salariales, el aislamiento, la imposibilidad de ascenso laboral, la estigmatización a través de la “cultura del rumor”, la amenaza y hasta el despido de trabajadores como ocurre actualmente en la sucursal de Avellaneda. Asimismo, “presiones” a sindicatos con el objeto de acordar ausencia de delegados en los lugares de trabajo; éste es el caso del Sindicato de Empleados de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires en Wal Mart, sucursal Constituyentes.
Ese pasado de terrorismo y dictadura se infiltra en esas geografías laborales a través de las trayectorias de muchos de los directivos de Casa Central y de los mercados: militares retirados que reproducen la cultura totalitaria y antidemocrática en la cual se formaron. “La orden que menos me gusta, es la que mejor cumplo”, es la frase repetida, un eco aún sonoro de ese pasado que muchos trabajadores jóvenes reiteran imitando las “consignas clásicas” de sus jefes.
Alfredo Oscar Saint Jean (h), nada menos que el Director General de la Seguridad de Wal Mart Argentina, es un militar retirado que egresó del Colegio Militar de la Nación en 1975 como subteniente. En el año 1976 se desempeñó en Tucumán bajo las órdenes de Antonio Domingo Bussi, posteriormente en Bahía Blanca. Desde principios de 1979 fue destinado a Tandil y Azul, localidades ambas donde funcionaron centros clandestinos de detención, que formaban parte de la subzona 12, que tenía como jefe a su padre, el General Alfredo Oscar Saint Jean, procesado por la comisión de 33 delitos durante la dictadura militar; quien luego de su paso genocida por aquella subzona, se desempeñó como Ministro del Interior de Leopoldo Fortunato Galtieri y finalmente como presidente de facto de nuestro país por un breve lapso. Azul y Tandil forman parte de la provincia de Buenos Aires, que gobernó con métodos criminales su tío, Ibérico Saint Jean, de quien recordamos su incitación y su apología del genocidio.
Partiendo del concepto de que no disponer del libre acceso a la sindicalización es otra forma de exclusión social, desde aquí hacemos un llamado a las autoridades correspondientes a intervenir para terminar con estas prácticas, y a la comunidad toda a acompañar con su repudio los hechos antes mencionados.
Etiquetas:
libertad sindical,
represión laboral,
Wal Mart
Suscribirse a:
Entradas (Atom)